Cuando estaba pequeña decidí que quería estudiar derecho por lo que en mi cabeza nunca se me pasó la idea del diseño. Recuerdo haber escuchado a familiares cercanos decir, «no dibujes, eso no se te da a ti». crecí con esa idea y cuando decidí a elegir carrera entré en colapso, ya no quería derecho, quería algo creativo y elegí comunicación, pero algo me faltaba, no sentía que encajaba y no aprendía nada. En una plática con Dios donde yo estaba muriendo en el suelo de mi habitación, el  en medio del caos me mostró que intentar algo nuevo podría ser lo que necesitaba y al día siguiente me inscribí a diseño. en cuanto entré al nuevo salón me di cuenta que estaba en el lugar correcto